Se data de los sumerios, alrededor del 3300 a.C. Esta civilización creó una infusión a
base de algunas hierbas y granos, bebiéndola con una paja o algún objeto similar. Las
mujeres eran quienes se encargaban de la producción de esta curiosa bebida.
Hacia el 1200 a.C., en Egipto, se pagaba a la población además de con sal, con cerveza.
¿Y esto a qué se debía? Pues, era tan demandada, que la comenzaron a utilizar como
moneda de cambio. Por este motivo, grandes culturas también como la Grecia antigua,
el Imperio Romano y los pueblos Bávaros se disputaban territorios y apuntaban
principalmente a apoderarse de sitios que tenían producción de cerveza.
Más adelante, en la Edad Media, se comienza a perfeccionar poco a poco, la calidad de
esta bebida, agregándole plantas y especias para aromatizar. Destacar que en esta
etapa también aparece el lúpulo y se comienza a fermentar dicha infusión.
Seguidamente, comienza una etapa que encaminaría el destino de la cerveza. Por el
exceso de conflictos, guerras y disputas territoriales, la cerveza comenzó a producirse
en monasterios. De este modo, los granos pasaron a tener un valor muy alto y las
tierras donde se cosechaban eran escasas, entonces fueron los monjes quienes por sus
creencias religiosas se vieron beneficiados a diferencia del resto de la población.
Alrededor de 1500 d.C., se empieza a clasificar y distinguir un estilo de cerveza, en
particular las Ale, por sobre otras muy lupuladas de distintas regiones.
Si hay un hecho importante para enmarcar en la historia, es la Ley de Pureza de 1516.
Guillermo IV de Baviera establece un 23 de abril, que la cerveza debe ser producida
con agua, malta y lúpulo. Creyéndose que es la primera regularización con marco legal
de un alimento. Resaltando, el gran protagonismo que toma el lúpulo en la producción
de ésta, que, sumado a sus atractivos aromas, aumenta considerablemente su
consumo.
En 1842, Joseph Gralle, cervecero alemán tan curioso como nosotros, empezó a
experimentar y probar las temperaturas en el malteado. Descubre así, que puede
obtener distintos dorados y oscuros en las maltas, obteniendo de esta manera una
escala de colores que dará lugar a distintos estilos. Entre prueba y error, consigue una
cerveza rubia muy transparente que llamó la atención de su creador y los
consumidores del pequeño pueblo de Pilsen. Dando nacimiento a la tan popular
cerveza Pilsner.
Llegamos a un momento crucial en la historia de la cerveza, la Revolución Industrial.
Este es un momento muy importante en la historia de la humanidad por sus avances
tecnológicos, científicos, medios de transporte, medios de comunicación y sistemas de
refrigeración, entre otros. Esto hizo que se potenciara y diera un salto gigantesco en la
producción, consumo y popularidad de la cerveza. Se crean entonces los primeros pubs
y tabernas para recibir a los trabajadores después de sus jornadas laborales y las
nuevas ciudades adoptan esta bebida como algo habitual.
Aquí, tiene lugar una de las cervezas más importantes a mi entender. Los trabajadores
portuarios de Londres (uno de los puertos más importantes y recurridos del momento)
tenían duras y extensas jornadas de trabajo. Fue para ellos que se creó una cerveza
negra, con una graduación alcohólica un poco más alta de lo normal. Resultó tan
característica que la adoptaron como una bebida que religiosamente debía ser
consumida en los pubs aledaños al puerto londinense, nombrándola Cerveza Porter.
Pasados unos años, en los 1970 - 1980 y después de varios conflictos sociales, como la
Gran Guerra y la II Guerra Mundial; la producción y consumo de cerveza había caído
considerablemente. La Postguerra había dejado países devastados, hambre en las
calles y pocos recursos para una sociedad que tenía que volver a reconstruirse. Para
esta época, se empiezan a elaborar recetas antiguas, como las IPA, las de trigo y de
otros estilos lupulados. Además, se crean en todo el mundo, y principalmente en EE.
UU., fábricas y mega producciones, que, con el apoyo de la publicidad, la TV y el cine,
tienen para principios de los ‘90 un éxito rotundo.
La era digital, de la telecomunicación y la producción en cadena, jamás estuvieron tan
avanzadas como en los últimos 30 años.
Y por toda su trayectoria, hoy en día, la cerveza se ha convertido en uno de los
productos más consumidos y producidos por la humanidad, y tiene una extensa y muy
eficiente normativa para ser producida.
Se dice que es la primera norma regulatoria que se creó para un alimento. A lo largo de la historia de la humanidad, hemos tenido miles de métodos para elaborar alimentos y bebidas, pero llegado el momento, cuando algo es tan demandado, se activan los parámetros del mercado. Así pasó con la Ley de la Pureza Alemana. Fue decretada en el año 1516, un 23 de abril, por Guillermo IV, Duque de Baviera, en Ingolstadt, una ciudad ubicada a orillas del río Danubio, a 70 km de Múnich, en la Alta Baviera.
La Ley de Pureza de 1516 pretendía proteger y mejorar la calidad de la cerveza, que en aquel entonces era la bebida más consumida por las personas. Pero, resulta que Guillermo IV de Baviera no solo buscaba marcar el camino de esta bebida para siempre, realmente tenía el monopolio de la cebada, y claro, con la promulgación de dicha ley, se aseguraba el control de este gran negocio, las ventas y al no tener competencia, podía además controlar los precios a su antojo.
Por otro lado, la Iglesia y los monasterios controlaban la producción y el mercado del lúpulo (hierba que se había descubierto y era revolucionaria para la cerveza), así que la ley decretada por Guillermo IV, también blindaba el negocio y la cordial relación entre la realeza y la Santa Institución. Sin lugar a duda, es una medida que marcó un antes y un después en la historia.
¿Pero en qué consiste realmente la Ley de pureza?
Esta norma regulatoria estableció que la cerveza debía elaborarse solo con tres ingredientes: agua, malta de cebada y lúpulo. Es decir, la ley prohíbe expresamente el uso de otros cereales como maíz y arroz (que abaratan el coste de la cerveza y por eso son cereales tan populares hoy día y los más utilizados en las cervezas industriales), pero también de centeno y avena, entre otros, que se utilizaban en aquel entonces. Esta ley también prohíbe la adición de especias y azúcar, ingredientes tan propios de la tradición cervecera belga y, por supuesto, de productos químicos como aromas, conservantes y colorantes.
Pero ¿por qué no aparece la levadura en esta ley? Seguramente llegaste hasta aquí y te parecía extraño no leer sobre la levadura, parte fundamental en la elaboración de cerveza. Pues sí, por raro que parezca, no se la menciona y esto es porque en 1516, todavía no se conocía su existencia. La levadura fue descubierta en 1880 por Luis Pasteur gracias a otro invento para enmarcar: el microscopio. Gracias a este objeto tan revolucionario descubrieron los microorganismos entre tantas cosas.
Para terminar, te contaremos como hacían cervezas sin levaduras. Se debe tener en claro que la cerveza de ‘antes’, la que bebían los egipcios, los sumerios, los vikingos y la gente del medioevo, entre otros, no se parecía en nada a la cerveza de ahora. Y es que antes ni se conocían las técnicas actuales, ni se contaba con los ingredientes de ahora, ni se tenían los medios que se tienen en la actualidad.
En el caso de la cerveza, los cerveceros recuperaban sedimentos de las elaboraciones anteriores y los agregaban al mosto nuevo, removiendo con la pala que habían utilizado anteriormente y que estaba ya impregnada de esas levaduras naturales. También utilizaban los mismos recipientes que estaban ya contaminados y gracias a esto, la infusión producía fermentación. Todo esto sucedía sin que las personas tuvieran idea alguna de lo que significaba el proceso de fermentación. ¡Curioso cuanto ni más!
En la historia de la cerveza existen muchos estilos y variedades. Cada uno de ellos, con características muy particulares en el sabor, los aromas y los ingredientes. Muchos incluso, tienen historias que se remontan cientos de años en el pasado.
En el caso del estilo Porter, es tan importante que debería estar y existir en cualquier cervecería artesanal del planeta. Si no es así, que no te engañen, todo cervecero de bien tiene una Porter en su aparadora. Quizá no lo sabías, pero es el primero de los estilos industriales. Surgió hace aproximadamente 300 años y su historia es la “Cenicienta de los cerveceros”, así que, ponte una buena copa de Porter, que reboce la espuma y ¡a disfrutar!
Para comenzar, nos remontaremos a la Edad Media. En ese tiempo la mayoría de cervezas eran de color café, oscuras y turbias. Además, se les adicionaban maltas cafés que no eran estables, por lo que presentaban un color irregular, así como sabores tostados, carbonizados e incluso ahumados por el tipo de combustible que utilizaban para secar la malta.
En ese entonces, las cervezas eran acondicionadas en toneles de madera. Las Porter, por supuesto, no eran la excepción. En el proceso, éstas se mezclaban con otras cervezas que habían estado reposando en diferentes recipientes.
En ocasiones, la bebida, al ser almacenada, se acidificaba por los microorganismos alojados en la madera de los toneles. Todo un desastre si tenemos en cuenta los procesos de hoy en día, pero en su momento, era la bebida más demandada y por lo tanto más producida en el planeta.
Datos importantes
Se comienza a respirar un aire de progreso y descubrimientos en la sociedad. En Londres, época de mucho trabajo y revolución industrial, se comienza a elaborar a gran escala y con menos tiempo de maduración, una cerveza pensada para los trabajadores portuarios, que no solo tenían duras y extensas jornadas laborales, si no que consumían mucho y cada vez más. Los pubs y tabernas dieron en la tecla con este estilo que llamaron “PORTER”.
¿Y por qué tuvo tanto éxito? Este estilo fue de los primeros en verse beneficiados con los avances tecnológicos de la época. Uno de los más importantes, no solo para las Porter, sino para el resto de las cervezas, fue el tambor de rostizado, creado en 1817 por un hombre llamado Daniel Wheeler. Gracias a este invento, se pudo homologar el secado y tostado de las maltas y se creó una malta totalmente negra conocida como Black Patent, responsable de aportar el característico color a las cervezas negras.
Adicionalmente al tambor de rostizado, se introdujo el termómetro de mercurio y la máquina de vapor, lo cual hizo posible la fabricación de la bebida a mayor escala.
Fue alrededor de 1820 cuando las Porter finalmente comenzaron a ser totalmente negras. Los cerveceros de Dublín acogieron estas maltas y dejaron de utilizar las cafés. De hecho, la famosa cervecería Guiness comenzó elaborando Porter, antes incluso de su famosa Stout.
Con el paso del tiempo las cervezas Porter comenzaron a ser más intensas y robustas, al grado que se referían a ellas como Stout Porter. Este término significa fuerte, así que la palabra tenía como objetivo hacer énfasis en la potencia de la cerveza. Luego, la gente comenzó a nombrarla solo como Stout, ya que era más rápido y fácil de mencionar. Hasta que finalmente, la palabra Porter desapareció del lenguaje y como denominación de aquella cerveza tan popular.
Pero, como todo lo bueno e importante no debe morir, a mediados de 1970 este estilo (como muchos otros) fue rescatado de las cenizas, gracias algunos maestros cerveceros y el movimiento de la cerveza artesanal que empezaban a gestar, así como a la legalización de Homebrewing. En EEUU principalmente y otros países, comenzaron a montar fábricas de elaboración artesanal, tomando como prioridad, recetas de estilos antiguos, materias primas y métodos de elaboración previos a la industrialización.
De esta forma, la próxima vez que estes frente a un escaparate, tienda o góndola de cervezas, mira a tu alrededor, ubica una cerveza Porter (no importa la marca o fabricante) y piensa que tienes en tus manos quizá, la cerveza que marcó para siempre a la humanidad.
Bienvenidos a un breve repaso sobre los países más cerveceros del mundo, este ranking no indica que son más o menos bebedores, más o menos productores, solo mencionamos aquellos que representan innovación y progreso en el mundo cervecero.
1. República Checa
Si suponías que este sería el primer país de la lista, enhorabuena: siempre está en lo más alto de estas encuestas. La cerveza representa la manera de vivir checa, y es que tienen una selección sublime. Desde las poderosas cervecerías de Pilsner Urquell y Budvar, pasando por Starobrno y muchas más, hasta llegar al pujante negocio de las microcervecerías: cualquier ocasión es buena para tomarse una cerveza en la República Checa.
2. Austria
El vecino de la República Checa al sur tiene en común que las cervecerías nunca se vieron sometidas a la Reinheitsgebot, o ley de la pureza, de Alemania, por lo que Austria tiene una variedad de cervezas relativamente amplia. Stiegl es la más popular de las grandes marcas, aunque la cerveza preferida en Viena es Ottakringer.
3. Alemania
Como ya hemos mencionado, la «Reinheitsgebot» de Alemania está vigente desde que se adoptara en Baviera en 1516. Restringe a todas las cervezas alemanas a tan solo tres ingredientes: agua, lúpulo y cebada. Esto significa que las cervecerías alemanas están bastante limitadas en cuanto a lo que pueden producir, pero por lo general, la calidad nunca se pone en duda.
4. Estonia
Esta no te la esperabas, ¿eh? No es un lugar que mucha gente asocie tradicionalmente con la cerveza, pero en Estonia está creciendo rápidamente el sector cervecero. Sin embargo, no ha dado como resultado un crecimiento en el número de microcervecerías, como se podría pensar: las tres cerveceras más importantes abarcan un 95% de toda la cerveza vendida, y las tres pertenecen a compañías extranjeras.
5. Polonia
Las cervecerías polacas producen la tercera mayor cantidad de cerveza en Europa (después de Alemania y el Reino Unido), y se dividen en dos categorías muy diferenciadas. Primero están las grandes empresas multinacionales, marcas como Tyskie y Lech (propiedad de SAB Miller) y Żywiec (propiedad de Heineken). Luego, hay una novedosa selección de cervezas artesanales que se engloban bajo la Stowarzyszenie Regional nych Browarów Polskicho Asociación polaca de cervecerías regionales.
6. Irlanda
La fábrica de Guinness en Dublín se fundó en 1759 y desde entonces está irremediablemente unida a la imagen del país. Tras convertirse en un éxito global y uno de los productos más reconocibles del planeta, sigue siendo el mayor productor de cerveza negra en el mundo. Junto con Murphy’s y Beamish, la cerveza negra sigue dominando el mercado de la cerveza en Irlanda. Pero la importación de cervezas inglesas tipo ale, así como un programa financiado en parte por la UE para crear cervecerías independientes, han terminado por reducir su influencia durante la última década.
7. Croacia
Históricamente, no es una nación que haya fabricado mucha cerveza, hasta que en el siglo XIX los croatas empezaron realmente a dedicarse a la fabricación industrial de cerveza. Desde entonces, se ha convertido en un importante sector de la economía, ya que más del 90% de la cerveza que se consume en Croacia es de producción nacional. Debido a su extensa costa y clima agradable, gran parte de la cerveza que se vende en Croacia es de tipo «Radler», mezclada con limonada u otros refrescos afrutados.
8. Venezuela
El único país fuera de Europa que se ha colado en el top 10, Venezuela, ha sufrido mucho en su historia reciente, con una enorme agitación social y un alto índice de criminalidad. No es que te recomendemos visitar el país ahora mismo, pero si insistes en hacerlo, aquí está lo que te podemos contar. La cervecería Polar, la mayor del país, fue fundada en 1941 y ahora es uno de los sectores más pujantes de Venezuela. Los venezolanos están muy orgullosos de su producto, aunque no hay mucha competencia entre marcas, ya que las dos más populares son Polar y Regional.
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9. Finlandia
Aunque se la conozca sobre todo por su vodka, en Finlandia también gusta mucho la cerveza. Sinebrychoff es la cervecería más antigua de todos los países nórdicos y fue creada en 1819. El 13 de octubre, Finlandia celebra su día nacional de la cerveza en honor a su fundación. Sinebrychoff es ahora propiedad de Carlsberg, como fiel reflejo de la actual naturaleza del sector en Finlandia (la mayoría de los fabricantes de cerveza son propiedad de multinacionales).
Además de las grandes marcas, Finlandia tiene una bebida llamada sahti, que se elabora con avena filtrada con ramitas de enebro y paja. Según el historiador inglés de la cerveza Michael Jackson, este método de elaboración está directamente relacionado con la forma de producción más antigua que se haya registrado y que data de la época babilónica.
10. Rumanía
El gobierno rumano considera que tanto la cerveza como el vino son alimentos, por lo que ninguna de las dos bebidas está sujeta a los impuestos y restricciones que imponen otros países sobre bebidas alcohólicas. Aunque fuera algo atípico en la época, los bares en el siglo XIX se consideraban lugares de encuentro para la clase media urbana: un lugar donde se socializaba, por supuesto, pero también donde se hablaba de política y se hacían negocios. Las cervezas más importantes del país son Ursus, Timișoreana, Stejar y Bergenbier. Todas son las típicas cervezas rubias de estilo alemán, aunque hay un par de cervecerías que también producen cerveza negra.
Y tu, ¿Qué otras grandes cervezas internacionales conoces?
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